En el caso de los productos Newen, los detergentes son muy veloces para biodegradarse. La diferencia en perturbación de la vida acuática es abismal.
Puesto que su principal cometido es limpiar, el elemento activo más importante de un detergente (y a menudo el más abundante, si no contamos el agua) son los surfactantes o tensioactivos: sustancias que reducen la tensión superficial del agua –gracias a lo cual ésta penetra más fácilmente en las superficies a limpiar– y con un polo que se combina químicamente con la grasa y otro que tiene afinidad con el agua. Así, por un lado “agarran” las partículas oleosas que adhieren la suciedad a la superficie a limpiar, y por el otro se disuelven en el agua del enjuague y se van con ella.
Las fórmulas de detergencia incluyen otras sustancias que cumplen misiones diversas, como retener el calcio del agua, quitar manchas, preservar el color de las prendas o eliminar olores.
Las aguas de ríos, lagos y mares están repletas de plancton, un conjunto diverso de seres vivos en muchos casos de tamaño microscópico pero fundamentales para la vida: son los principales responsables de la presencia de oxígeno en la atmósfera, y de producir la materia orgánica que alimenta a todos los seres vivos que habitan las aguas, dulces y saladas.
Las membranas celulares de los organismos del plancton contienen grasas. Por lo tanto, al entrar en contacto con ellas, los surfactantes las alteran o destruyen. En otras palabras: los surfactantes son tóxicos para la vida acuática. Como también pueden serlo otros ingredientes, por eliminarla o desnaturalizarla de una u otra forma. Por ejemplo, los fosfonatos modifican los ciclos vitales del microcrustáceo dafnia, lo cual constituye un indicador de su toxicidad para otros organismos incluso en cantidades pequeñas.
Cuando las moléculas presentes en los detergentes se “desmontan” en átomos sin carga iónica, dejan de causar alteraciones a su alrededor. En esto consiste la biodegradación.
Cualquier sustancia es biodegradable, la cuestión está en cuánto tarda en descomponerse. Por ejemplo, en análisis de medios acuáticos realizados en 2003 se encontraron rastros de un surfactante convencional que dejó de usarse en los años 80. Así, una de las metas más perseguidas por un químico en el sector de los detergentes ecológicos es conseguir fórmulas que se biodegraden lo más de prisa posible, para molestar durante el mínimo tiempo a los seres vivos de las aguas.
En Newen pensamos en el medioambiente y por eso desarrollamos productos ALTAMENTE Biodegradables, diseñados de forma sustentable.
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